Una de las mayores dificultades para mamás y papás es definir el momento para iniciar un diálogo sobre la sexualidad con sus hijas o hijos, y qué tipo de información brindar. Ojo, estamos hablando de diálogo, lo cual implica no solo pasar artículos o folletos sobre sexualidad, sino intercambiar sentimientos, placeres, malestares y opiniones.
Si bien mucho se ha enfocado en la pubertad y adolescencia como la etapa donde se requiere especial atención, hablar sobre sexualidad en los primeros años de la niñez resulta aún más difícil y en ello nos detendremos un poco.
Sin llegar a convertirse en expertos en sexualidad y/o psicología, se debe saber que el desarrollo humano incluye diferentes etapas donde la persona va adquiriendo madurez mental, física y social de manera progresiva. Por ello es importante familiarizarse con un lenguaje sencillo al inicio, que se vaya complejizando conforme nos enfrentamos a mayores y mejores habilidades de comprensión y reacción.
Durante los primeros años, especialmente hasta los cinco, se aconseja enfocar en las diferencias corporales, en los tamaños, formas, colores y nombres, incluidos los de los órganos sexuales y reproductivos, y en reconocer que sus cuerpos son diferentes a los de los adultos, que cada persona es dueña de su cuerpo y que, por supuesto, nadie puede tocarlo. Una buena manera de sensibilizar en este tema es remarcar que las personas que los quieren siempre las/os harán sentir bien y seguros y que no puede significar cariño o amor lo que no es de su agrado. También deben saber que siempre pueden conversar con mamá o papá de ello.
Otro aspecto a abordar en estas edades es que resulta normal tocarse los órganos sexuales propios y que ello les cause placer. Y aunque muchas mamás y papás hayan luchado contra ello cada vez que cambiaban pañales, lo cierto es que el tocamiento de los órganos genera placer y conforme van creciendo se debe enfatizar que debe hacerse en privado. Y, por supuesto, queda en la cancha de las personas adultas respetar y erradicar temores y prejuicios.
Quizás el gran tema en la infancia es explicar cómo llegan o se hacen los bebés. Una buena forma es que comprendan la forma en que las plantas y animales crecen y se reproducen, para luego introducir las explicaciones de la reproducción humana y, aunque parezca inútil hablar de las semillas, esa es una analogía muy buena, ya que, finalmente, tanto el óvulo como el espermatozoide funcionan como semillas que al juntarse generarán, luego de nueve meses y si las condiciones lo permiten, un nuevo ser humano. No olvidemos que en la niñez no es necesario entrar en los detalles de la vivencia coital y bastará que se brinde información veraz cuando sea requerida.
Es imprescindible convertir los temas sexuales en algo cotidiano. Su abordaje adecuado, desde que son muy pequeños, será clave para que sus hijos e hijas puedan tomar sus propias decisiones.
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