Las investigaciones sobre presunto lavado de dinero por parte del banco del Vaticano constituyen el más reciente escándalo que afecta a la Iglesia Católica, que este año ha recibido una ola de acusaciones de abusos sexuales por parte de sacerdotes.
La justicia italiana acusa a la banca conocida como el Instituto para las Obras Religiosas de violar intencionalmente las regulaciones europeas destinadas a prevenir el lavado de dinero.
Las autoridades, que en septiembre se incautaron de unos 23 millones de euros como parte de las investigaciones, centran su atención en dos transacciones específicas en las que, según documentos de la fiscalía, hubo "intención de ocultar la identidad del propietario y el origen del dinero".
El escándalo no podía llegar en peor momento para el papa Benedicto XVI, cuyo pontificado se ha visto ensombrecido por las denuncias de abusos sexuales. El Vaticano ha negado insistentemente las acusaciones sobre lavado de dinero y ha atribuido cualquier "malentendido" a posibles errores contables.
El Vaticano siempre parece darles el control de sus finanzas a individuos que no son muy capaces o en todo caso el banco no parece poner mucha atención a la procedencia o destino del dinero
Gianfranco Pasquino, analista político italiano
Pero como le dijo a BBC Mundo el analista político italiano Gianfranco Pasquino, no es la primera vez que el banco del Vaticano enfrenta denuncias de este tipo.
Pasquino recordó que en la década de los años 80, la entidad estuvo involucrada en una serie de escándalos sobre blanqueo de dinero. En aquel momento, un asesor financiero del Vaticano presuntamente se suicidó en prisión y otro apareció ahorcado, colgado del puente de Blackfriars, en Londres.
Estos incidentes mancharon la reputación del banco y dieron pie a múltiples especulaciones sobre vínculos entre la institución eclesial y la mafia italiana.
Pasquino comentó que una posible explicación es que "el Vaticano siempre parece darles el control de sus finanzas a individuos que no son muy capaces o en todo caso el banco no parece poner mucha atención a la procedencia o destino del dinero".
Segundo escándalo en un año
No se trata tampoco del primer escándalo de corrupción en el que se ve involucrado el Vaticano en 2010.
El cardenal de Nápoles fue investigado por la justicia italiana a principios de este año.
A mediados de este año, la justicia italiana investigó al cardenal de Nápoles, Crescenzio Sepe, por presuntamente haber vendido a un ex ministro del gobierno italiano, a cambio de prebendas y a precios subvaluados, un lujoso apartamento propiedad de la Iglesia Católica.
Las acusaciones se referían a irregularidades cometidas cuando el cardenal Sepe era responsable de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos o Providencia Fide, un organismo del Vaticano que maneja el patrimonio inmobiliario de la Iglesia Católica.
Los fiscales querían saber qué vínculos tenía ese organismo con una presunta red de corrupción que involucra a altos funcionarios de obras públicas y a contratistas privados.
La justicia italiana liberó de toda culpa al cardenal Sepe, aunque -según le dijo Pasquino a BBC- aún hay preguntas sin responder en relación con el papel de Providencia Fide en ese escándalo.
Mayor vulnerabilidad
Más allá de esto, algunos analistas ven en las acusaciones de corrupción contra instituciones del Vaticano un síntoma de una tendencia que empieza a preocupar a Benedicto XVI.
Austin Ivereigh, analista de temas eclesiásticos basado en el Reino Unido, le comentó a BBC Mundo que a partir de los escándalos por abusos sexuales la Iglesia Católica comienza a estar más sujeta al escrutinio público.
"En general ha habido un respeto por la inmunidad jurídica del Vaticano, pero este año ha habido varios ejemplos de cómo los Estados están respetando mucho menos esa inmunidad y comienzan a investigar a la institución", destacó.
La Iglesia Católica parece vez más vulnerable y sujeta al escrutinio público.
Y citó entre esos ejemplos las investigaciones de la justicia de Bélgica, que a mediados de año incluyeron el allanamiento policial a la sede del arzobispado en ese país.
"El problema es que la Iglesia ha perdido credibilidad, se sospecha de ella, y hay una presión para que haya más intervención en sus asuntos. En este sentido, las investigaciones al cardenal Sepe, por ejemplo, son una consecuencia de las denuncias de abusos sexuales", agregó Ivereigh.
Sin embargo, el analista Pasquini destacó que todo depende de cada país. "Hay diferentes Estados que tienen relaciones diferentes con sus propias iglesias nacionales. En el caso de Italia, muy pocos sacerdotes han sido acusados de pederastia y en principio no parece que hay ninguna conexión clara".
De todas formas, la investigación de la justicia italiana sobre presunto lavado de dinero en el banco del Vaticano ha puesto nuevamente en jaque al Vaticano y constituye, además, otro trago amargo para la feligresía católica, que ve en ésta y otras acusaciones una prueba de que la Iglesia Católica es perseguida.
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