El consumo de cerveza siempre ha estado ligado a una mala alimentación, concretamente al placer de disfrutar de la comida rápida, y de ahí el conocido dicho de «barriga cervecera». Pero un reciente estudio desmiente que este mito sea cierto, o por lo menos en el caso de España, ya que los consumidores moderados de cerveza que han participado en una investigación tienen un índice de masa corporal menor que los no bebedores, además de realizar mayor actividad física. Asimismo, no se hallaron diferencias en el perímetro de la cintura como resultado de la obesidad visceral.
Todo lo contrario. El estudio "Cerveza, dieta mediterránea y enfermedad cardiovascular", que fue presentado ayer en el Colegio de Médicos de Málaga, defiende que los bebedores moderados de cerveza siguen el patrón alimentario de la dieta mediterránea. Varios expertos del Hospital Clínic, la Universidad de Barcelona y el Instituto de Salud Carlos III, que han realizado dicho estudio, entienden que los hábitos de alimentación de los consumidores en países mediterráneos como España difieren mucho de los anglosajones, donde los consumidores de cerveza suelen tomar productos menos saludables, platos precocinados, azúcar, patatas fritas, embutidos, carne de cerdo o grasas poliinsaturadas.
Además, el consumo moderado de esta bebida puede tener efectos positivos para el organismo. Así, el consultor del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic, Ramón Estruch, explicó ayer que los consumidores moderados de cerveza que han participado en la investigación presentan una menor prevalencia de diabetes e hipertensión, que son factores de riesgo en las enfermedades cardiovasculares, así como unas cifras de «colesterol bueno» mayores que los no bebedores. Esto se debe a que es una bebida fermentada con ingredientes naturales, como el agua y el lúpulo, y un bajo contenido en alcohol. Además, contiene vitaminas, minerales, antioxidantes naturales y otros compuestos que benefician al organismo.
La clave: el consumo moderado
La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) incluye en la Pirámide de la Alimentación Saludable el consumo opcional y moderado de cerveza, por supuesto, siempre por adultos sanos. Para los hombres se aconseja un máximo de 600 mililitros al día, lo que equivale a tres cañas, y para las mujeres dos. Además, según la profesora del Departamento de Bromatología y Nutrición de la Universidad de Barcelona, Rosa María Lamuela, la aportación calórica de cada caña es tan baja (90 calorías por 200 ml.) que «en la investigación se destierran falsos mitos, como que la cerveza no es la culpable de la obesidad».
Esta investigación, que se enmarca dentro del estudio Predimed, utilizó una muestra de 1.249 participantes con un elevado riesgo vascular, y analizó la relación entre consumo moderado de cerveza, factores de riesgo cardiovascular, patrón de alimentación y actividad física. Según el doctor Estruch, «los bebedores moderados de cerveza manifestaron consumir una mayor cantidad de verduras, legumbres, pescado, cereales y aceite de oliva, todos estos productos ligados a la dieta mediterránea».